@JRMora: «Que la gente opine es sano y síntoma de que se preocupa y pide voz»

Éste es uno de esos ‘fururkus’ de garantía. Un sitio al que sabes que vas a pasar un buen rato, ya sea por su afilado pincel o por su envenenada pluma. Vino al mundo allá por el año 1.967 en la bonita ciudad de Barcelona  y desde entonces ha desparramado tinta y sonrisas a raudales. Su trabajo se puede describir perfectamente a través de su bio en Twitter: “Viñetas y otras menudencias. Cosa seria” y su forma de entender la vida con la frase que encabeza su blog: “El humor es como el colesterol, unos tienen del bueno y otros del malo”. Con todos ustedes, J.R Mora.

Bocanegra: La primera, en la frente… ¿cómo se vive (o malvive) del dibujo?

J.R Mora: Como de cualquier otra actividad similar, mal mientras lo peleas sin éxito y bien cuando consigues sobrevivir, y no me refiero al dinero.

Periodismo ético: informar si, manipular no

Todos sabemos que el movimiento #15M tiene muchos detractores en España, sobre todo ciertos medios de comunicación que intentan vincularlo con la violencia, la izquierda antisitema, Bakunin, la destrucción y la madre que los parió. Pero lo de nuestro querido ABC este domingo fue un poco más allá. Posiblemente la manifestación del sábado ha sido de las más numerosas que ha vivido la democracia española. Pues bueno, uno de los decanos de nuestro periodismo cogió una foto de uno de los energumenos que la lió en Italia y así resumió lo sucedido en España el #15O. Obviamente la imagen de al lado es la de un periódico italiano que en vez de despreciar a los suyos tildándolos de violentos hizo ver que eran una minoría.

Qué hacer y qué no hacer en una portada…

Titulares que nunca publicaré

JR Mora

Hace más de una semana que no escribo ni una sola línea. Esto sucedió porque empecé a darme cuenta de que todas las palabras que salían de mi puño (léase teclado) estaban cargadas de crispación y eso empezó a saturarme. El panorama informativo de España, Europa y el mundo no es nada halagador y me hacía, y me hace, indignarme constantemente. Aunque algunos a los que se indignan los llaman antisistema, perroflautas y cosas peores. Me da igual. Yo soy todo eso.

Y ahora me doy cuenta de que no es mi problema. Que es totalmente normal que esté frustrado y que mis palabras sean crispación desde la primera hasta las últimas de sus letras. Y es normal porque ellos se encargan día a día de que los ciudadanos nos sintamos ninguneados y maltratados. Si ellos. Los que dicen gobernarnos, los que dicen buscar el bien de la ciudadanía. Los que se arrodillan antes intereses ajenos a nosotros, los que los votamos.

Un rápido paseo por la actualidad informativa de los últimos días. Titulares que nunca publicaré.

La UE rescata a los bancos alemanes mientras informan de que están rescatando a Grecia.

IU–Extremadura dejará que gobierne la derecha porque respetan enormemente a su electorado y quieren que las políticas sociales sean la base de la ‘nueva’ Extremadura.

La cúpula de la SGAE, acérrimos defensores de la «cultura», presuntos implicados en desvío de fondos y otras lindezas, impropias de quienes acusan a la población de «ladrones».

Doble rasero

Lo ocurrido ayer en Barcelona no es del agrado de nadie dentro del movimiento #15M. Creo que los únicos que están muy contentos con lo sucedido son los políticos que han visto que ni pintada la oportunidad para devaluar a sus miembros y simpatizantes metiendo a todas las personas, que durante semanas se han manifestado de forma pacífica, en el mismo saco. Violentos antisistemas. Por cierto, que es como responsabilizar a Sandro Rosell y la directiva del Barça de los disturbios en Canaletas.

Pero todo es mucho más complejo de lo que nuestros gobernantes nos quieren hacer ver. Deberían tener en cuenta qué está pasando para que actualmente exista este distanciamiento de la ciudadanía hacia la política y los políticos. Lo que sucede es que en este país la autocrítica de los que nos gobiernan no existe. Son gente acomodada que se limitan a decir que votemos cada cuatro años porque esa es la auténtica democracia. Y en estos momentos se están viendo desbordados por las protestas. Pensaban que era una pataleta y no es así.

Respecto a los sucesos violentos ocurridos ayer aquí llega el doble rasero de esta gente. Monserrat Tura dice que la violencia en democracia no cabe. Estamos totalmente de acuerdo. Pero me hubiera gustado ver a esta señora condenar la violencia que los Mossos ejercieron hace poco en la Plaza de Cataluña dando una imagen dictatorial digna de la época franquista. Tampoco son nada despreciables las imágenes, de videoaficionado, a unos ‘violentos’ que salen escoltados por la policía autonómica catalana. Imprescindibles.

Bono y la flexibilidad laboral

La clase política de este país no vive su momento más popular de cara a la ciudadanía. Eso es algo que parece que ahora todo el mundo tiene bastante claro. Pues no. Eso es algo nítido para la mayoría de los mortales menos para el presidente del Congreso de los Diputados, José Bono, que ha considerado que ya es bastante duro trabajar tres días por semana y ha propuesto un ensayo, casi de forma unilateral, para que los jueves sus señorías no asistan al Congreso (a no ser que tengan que reunirse en alguna comisión) y se queden en casa.

El momento parece no ser el más oportuno. Ayer miles de personas se manifestaron en la puerta del Congreso para protestar por la futura reforma laboral que parece que no convence mucho a nadie…. De hecho Joan Rosell, presidente de la CEOE, ha dicho literalmente que los empresarios tienen «pánico» a contratar y que existe una enorme falta de flexibilidad. Pues si quiere flexibilidad que contrate a Bono que entiende un montón de esas cosas… lo mismo le da trabajar tres días que dos…

Aduna o el ensayo sobre la lucidez

Una ciudad cualquiera celebra sus elecciones municipales. Contra todo pronóstico la mayoría de sus habitantes decide ejercer su derecho al sufragio masivamente y de una forma totalmente inesperada para los gobernantes: en blanco. El ejecutivo de turno teme este revolucionario gesto de sus habitantes que sería capaz de derribar los débiles cimientos de un democracia degenerada, coartada y al servicio de otros intereses que no son precisamente los de los ciudadanos.

Ante esta situación se buscan culpables. Grupos extremistas que intentan derribar todo lo construido hasta el momento. Anarquistas que están en contra del sistema. Y si éstos no se hallan, se inventan. Las maquinaria del Estado se pondrá en marcha para que éstos sean buscados, encontrados y eliminados. Pero el pueblo demostrará la altura moral que las personas pueden alcanzar cuando deciden ejercer la libertad.

Lo narrado anteriormente es ficción, aunque en determinados momentos encontremos similitudes con una realidad muy cercana en el tiempo. Don José Saramago además de ser uno de los más grandes escritores que ha conocido la literatura era un visionario. Y defendía que la democracia no debía por qué ser incuestionable y que los pueblos podían cambiar su propio destino. En su obra ‘Ensayo sobre la lucidez’ narra una utopía que en estos días parece algo más cercana. Un hartazgo de la sociedad con su clase dirigente. Un grito de libertad.

La vida sigue igual

Nada ha cambiado respecto a ayer. Todo sigue siendo igual. Cada siete u ocho años existe un cambio obligatorio en el bipartidismo imperante en España. PSOE y PP y viceversa. Creo que nadie esperaba algo diferente. Cierto es que pueden «sorprender» las mayorías absolutas populares en la comunidad castellano-manchega o en las alcaldías de Sevilla y Córdoba, pero poco más.

Un dato por el que nuestros queridos políticos pasan de puntillas es la abstención, el voto en blanco y el voto nulo. El total de españoles llamados a las urnas era de 22.971.350. La abstención se elevó a 11.710.762. El voto en blanco 584.012 y el voto nulo a 389.506. Lo que en total supone que 12.684.280 de españoles no han dado su voto a ningún partido políticos. Esta cifra se encuentra 4.210.249 de personas por encima de los que han dado su apoyo al PP y 6.408.193 de los que se lo han dado al PSOE. Aunque lo ignoren tienen mucho que plantearse.